En "Rarezas Inquietantes", Revista N° 109 de La Cause du désir, se publica la Respuesta de Lacan a Marcel Ritter. Allà dice, cito: "Rindo homenaje a Marcel Ritter por haberme planteado esta pregunta sobre lo Unerkannt. ...Hay que decir qué hace falta hablar mucho sobre eso para hacerlo soportable"[1].
Como se escucha, el tema es denso, Ritter sabe leer[2] a Lacan, y éste lo celebra.
Prosigue el párrafo: "También para responder a la persona que me había hecho la pregunta sobre el origen del deseo. Es así como rizamos el rizo. Es por otra parte por eso que Freud ha comenzado su Traumdeutung con la fórmula que ustedes conocen: "Si no puedo persuadir a los dioses del cielo, pasaré- "¿Por dónde?, por el infierno, justamente."[3]
El parágrafo sitúa varias cuestiones; una de ellas, es el reconocimiento a Freud. Lacan hace del primero una referencia ineludible, aunque también ironiza al respecto. Esta vez, verificamos que reconoce en Freud un creador, un teórico y un auténtico clínico. Es sorprendente la lucidez y precisión de Lacan, que, sin identificarse al Padre del psicoanálisis, hace un uso magistral de Él. Se sirve de la piedra fundamental de la "Interpretación de los sueños", para señalar en la respuesta a Ritter, el límite de lo interpretable, trazando un hilván entre los primeros conceptos y su ultimísima enseñanza.
Así mismo, la experiencia subjetiva de ambos, atravesados por una civilización tomada por la pulsión de muerte, los hace producir de un modo diferente. Retomo aquí la cita: "Si no puedo persuadir a los dioses del cielo, pasaré - "¿Por dónde?, por el infierno, justamente"[4]. Este epígrafe de Virgilio es el que utilizara Freud en su célebre obra de 1900. Se trata de un verso que ilumina de manera deliciosa y enigmática, la relación entre la realidad y el inconsciente, la fantasía y lo siniestro, los dichos y lo indecible.
En la alocución de respuesta aparecen varios significantes con "Un": Unerkannte (no reconocido), Urverdrängt (reprimido), Unheimlich (lo siniestro), Unbewusste (inconsciente). Unerkannte es parecido a Urvedrängt, sin embargo, no son lo mismo. Lo urvedrängt como lo reprimido, lo reprimido primordial freudiano, el punto por el que el hilo no puede tirarse más, de lo contrario, se rompería; la cicatriz no es Lo Real, sino su punto de conexión. El ombligo del sueño indica un punto de basta, dice que no se puede seguir avanzando, con lo simbólico. El unerkannte es lo no reconocido, señalado por el borde entre simbólico y real.
Lacan comienza su respuesta diciendo "Es hasta ahí dónde he llegado". Se refiere al punto de elaboración, en la localización de dos reales. La distinción del registro de lo real no es nueva, ya estaba en Freud en el ombligo del sueño y en su propia enseñanza; pero en esta oportunidad explicita y despliega una nueva precisión. Despeja los planteos de Ritter, distinguiendo un real simbólico, por un lado y un real pulsional por el otro. Localiza el real simbólico del lado del caballero sentado en su caballo, el punto de basta de las asociaciones. Por otra parte, señala la presencia del real pulsional, como un real distinto; desarrollando topológicamente la distinción de dos reales: real simbólico y real imaginario.
En definitiva, hay dos reales: el pulsional y lo no reconocido; que localizan dos agujeros[5], el agujero real - imaginario del cuerpo pulsional - y el agujero real - simbólico de lo no reconocido del ombligo del sueño -.
Llegan ambos padres a la consulta, desorientados por los intempestivos caprichos del niño y la inteligencia destacada, a su corta edad. Las explicaciones no bastan, los buenos modales se agotan, el niño estalla al momento del No; pega, patalea, grita. Pelea hasta con los amigos, a la hora de compartir. El niño que no puede ceder, solo hay calma si las cosas funcionan a su gusto.
J de 5 años, se presenta muy seguro de sí, ingresa al consultorio sin inconvenientes, mientras su madre lo aguarda en la sala de espera.
Le pregunto qué ha traído. Muestra su mochila con juguetes. Lo invito a que los presente. El de mayor predilección es un peluche azul, llamado Huggy Wuggy[7]. Comenta que es de un video juego. Le ofrezco mi móvil para que muestre el juego. Lo hace con todo entusiasmo.
Hago lugar al juego on line de su predilección. Ello permite que ingrese a la transferencia lo que se juega en su vida, enlazando en la actividad lúdica la realidad fantasmática. Los saberes sabidos respecto a la fenomenología del niño, favorecen la hipótesis de "su majestad el niño". Afortunadamente, hemos de ser dóciles a lo que cada ser hablante enseña.
Se revela en el juego, un contenido fuerte, primitivo, violento. No es un juego de niños, aunque presenta un semblante infantil, solo en el personaje principal que se deja ver en el mortífero final. Se trata de una aventura de terror, dentro de una fábrica de juguetes abandonada. Los pasillos oscuros, repetitivos, cada vez más estrechos, indescifrables, conducen a permanentes callejones sin salida. No hay nada del velo o la sublimación. Allí el protagonista -que no se ve, pero se escucha su respiración-, debe cumplir misiones. Si el niño/personaje logra sortear las pruebas con éxito, conserva la vida; si erra, la pierde. Al modo de la pesadilla, el borde real entre lo literal y la metáfora lúdica se desdibuja.
El peluche que se promete como trofeo, bajo su apariencia afable en la lejanía, al acercarse se convierte en homicida. En ese esfuerzo imposible de cumplir las consignas, el protagonista es encontrado por el muñeco. El fracaso del niño deviene abrazo de W.H. y game over, pierde la vida. En presencia, el muñeco se vuelve gigantesco, de dientes afilados, agente del inevitable y mortal abrazo. El miedo y la adrenalina predominan en el infernal juego, en el que no se puede parar de correr.
Acompañando al niño en su juego, en uno de los tantos de intentos, digo: "No puede parar de correr". Corte.
En otra oportunidad, viene acompañado de la niñera. Con ella que se lleva bien, se divierte. Lleva el mismo nombre que la analista. Al ingresar al consultorio dice: "este es un lugar muy lindo". Propone cambiar el modo de nombrar a la analista: Voy a decirte Candela. La analista acepta la nueva nominación, fruto de la transferencia, fundada en el decir del niño, cuya etimología alude a dar luz y tiene una raíz común con el sustituto femenino con quien está a gusto.
A la sesión siguiente el niño realiza un dibujo de moda. Me hago la desentendida y pregunto quién es. Responde con el nombre del personaje. Asiento e insisto, repito la pregunta. Responde: "La madre, Momi Long Less. Huggy Wuggy no tiene padre". Analista: Todos tenemos un padre. El niño continua dibujando y al finalizar dice: ¿Me ayudas a recortar?
Momi Long Less es la nueva versión de H.W. recientemente estrenada. El peligro inminente, de la presencia real del abrazo materno, desencadena sin remedio la locura del niño. El juego virtual, al modo del ombligo del sueño, ubica la conexión del niño con el goce indecible de la madre. Punto de contacto directo, borde -a veces difuso- dónde se detiene toda producción simbólica, tomando el cuerpo infantil.
Poppy Playtime plantea un espacio-tiempo de infancia, la necesidad de construcción de velos y saberes en relación lo real del DM. Acompañar el juego on line, al modo de la interpretación de los sueños, va permitiendo elaborar vestiduras imaginarias y una mínima trama simbólica, que sostenga un borde imaginario-real y simbólico-real.
La función operativa del Nombre del Padre en el niño, no alcanza aún a suturar la cicatriz y poner al parêltre infantil, al resguardo del estrago materno. Sin embargo, con el devenir de las sesiones el niño vendrá, posteriormente, siempre acompañado por su padre.
NOTAS