FANTASÍAS Y SUEÑOS EN EL AUTISMO
_Gustavo Slatopolsky

Obra: "Detalle de Desiderio"
Artista visual: Myriam Jawerbaum

El tema de las fantasías y sueños para este número de Rayuela me permitirá hacer foco en la dificultad que plantean dichas nociones para el autismo.

El tema en sí mismo, se nos impuso en la cigarra en el encuentro con sueños y fantasías en sujetos autistas desplegados en análisis. De allí que la particularidad de la investigación toma el sesgo de sueños y fantasías en análisis en curso. Esto hace de la lectura de la transferencia el factor fundamental y la pregunta acerca de si, en ese soñar particular, la puesta en imagen que da lugar a una escena, se articula o no a una significación inconsciente. Las fantasías recogidas en la cura obligan preguntas del mismo tenor.

Del lenguaje

La verbosidad que formula Lacan[1]como propia en el autismo considera al mismo por efecto del encuentro con el lenguaje y sus consecuencias. El parlêtre autista debe entonces, ser pensado como una modalidad particular de relación con lalangue que puede o no llegar a articularse al lenguaje[2], pero que sin lugar a dudas es alguien a escuchar, porque en el autismo y su defensa de lo que se trata es de la dificultad de la entrada en el circuito pulsional, a partir de lo insoportable del goce, que pone en juego el contacto con otros.

Freud[3] establece que el jugar de los niños en los comienzos aparece como respuesta frente a lo insoportable de la ausencia del Otro. Así, el jugar tiene el lugar de un intento de enmarcar la pérdida. Es en ese hacer repetido, que Freud capta en el ir y volver del carretel que arroja su nieto frente a la partida del objeto amado, que se nace a la representación. El sujeto se hace al significante al operar la pérdida fundante inscripta entre el Fort y el Da, que localiza en la palabra la ausencia del objeto y su retorno. De esta manera, un hacer da lugar a un sujeto que activamente produce la pérdida, a la que antes quedaba sometido. Lacan[4] a su vez podrá situar en el advenimiento de la hiancia entre los dos significantes el hueco donde venir a alojar el objeto en tanto perdido, del que emerge un sujeto en condición de representado. En ese arrojar-se es el sujeto, lo que se produce como pérdida, ya que lo que retorna desde la palabra llevará la marca del imposible reencuentro con la Cosa.

El lugar de producción que Freud ubica en aquella observación es crucial en la infancia, ya que permite diferenciar la obligada reproducción de un circuito de huellas ya establecido, de un hacer que signa el instante de su forjamiento. En "Más allá del principio del placer" Freud da cuenta del surgimiento de la repetición, donde el encuentro con el trauma alcanza un punto de fijación, sellando para siempre una satisfacción pulsional a recorrer, a través de un circuito, por el objeto perdido. Jugar, fantasear y soñar, en ocasiones tienen valor performativo y eso es lo que supo ubicar de manera magistral Freud: la reiteración de la escena traumática escupe dos palabras con valor de acontecimiento que fundan una relación inédita al lenguaje, lo alcanzan, y con ello es posible nacer al campo de la ficción y el deseo. La pregunta es si es esa y con esa condición, la única manera.

II/

a. Un niño autista de tres años con pocas palabras y ninguna sintaxis. Palabras sueltas que se yuxtaponen una tras otra sin posibilidad, en principio, que alguna alcance estatuto de S2, para referir una significación a propósito de la palabra anterior. Sumersión en la pura resonancia propia de lalangue; sin estructura y por ende, sin posibilidad de diferencias.

En el transcurso de la cura los padres me avisan que ha tenido una pesadilla, su primer sueño registrable por el Otro. Lo despiertan cuando lo escuchan gritar en sueños. Entre llanto, articula en una sintaxis una primera demanda: "llamen a Gustavo"

b. Un adolescente que alcanza el habla, luego de penosos años en terapia cognitivo conductual, consulta por el temor de concretar una fantasía que se presenta de manera compulsiva: no poder contenerse de tocar a las mujeres con las que se cruza por la calle.

La posibilidad de una sintaxis articulada alcanzada en la anterior terapia – el ejercicio cognitivo conductual hizo posible en él un pensamiento organizado- da marco y apariencia de estructura de escena a una imagen en la que parecieran confluir un deseo en conflicto con el yo, articulado en una representación intolerable: imaginar que no alcanza a contenerse. La misma desesperación por una concreción del sexo, lo lleva a buscar con insistencia una novia, pero encuentra una dificultad insalvable al habitar un modo del lenguaje que excluye el medio decir propio de la enunciación. Así, no encuentra como orientarse en el deseo donde una mirada dice, desdice, ralentiza o llama a interpretar un enunciado que siempre es fuga.

Aunque intenta orientarse en el aprendizaje de nuevos protocolos que abren a sentidos contrapuestos – "pueden decirte que sí, pero debes prestar atención a si sonríe o está seria cuando lo dice"- el saber adquirido, en absoluto desdeñable, solo abre el juego a la comunicación, pero no da entrada en el campo del deseo. Entonces, ¿qué orden de fantaseo está en juego?

Pasado un tiempo en el análisis, cuenta con sorpresa el impacto frente a su primera eyaculación, alcanzada en la masturbación días antes. El analista se sorprende también, ya que el joven siempre relataba acerca de la masturbación a la que las fantasías con mujeres lo empujaban. Explicará entonces, que la excitación que lo tomaba tenía por causa, un deseo que lo conducía a la masturbación pero, de golpe, "se ponía todo negro" y entonces se detenía. El "pero", que determina en la lectura una detención, corre por cuenta del analista ya que en el circuito de satisfacción establecido nunca se la consideró detención sino culminación del acto. La masturbación se simbolizaba en el único hacer existente conocido: deseo – excitación – efracción del imaginario, que funcionaba como límite a un deseo desarticulado del goce sin haber alcanzado ni concebido jamás la eyaculación como finalidad. Es esta misma la que lo sorprenderá luego de años en análisis, sin buscarla.

III/

En testimonios de autistas célebres se da cuenta tanto de sueños como de fantasías. La novedad aquí es la diferencia que pudiere haber en tanto efecto articulado a la cura.

En el caso de la pesadilla en cuestión, sorprende la sincronía que articula la irrupción de un insoportable recortado, a una dimensión de llamado, que se hace posible vehiculizado en una primera sintaxis. Aquí el soñar hace entrar la angustia; el cuerpo resta afectado – hay cuerpo recortado por el afecto -; la pesadilla queda direccionada hacia al analista en el lugar del otro significante. El despertar, que hace entrar el llamado al Otro, ordena la efracción de los elementos del sueño en una serie: S1-S2. Sorprende además el paso de lenguaje que se hace posible en el mismo momento del despertar. Aún si en el momento de la pesadilla los elementos irrumpen inarticulados, el pedido inmediato posterior, los circunscribe en una primera producción en transferencia. Lo esencial del sueño es la dimensión de llamado que enlaza. Vale reiterar que en esa dirección el saldo es un cuerpo afectado, pasible de enunciación, por la novedad del acto psíquico que implica el sueño[5]. Es allí que el lugar del analista, como aquel significante que vectoriza la serie, hace posible el hueco donde es posible depositar lo insoportable recortado por un sueño, que no alcanza la representación pero que, enlazado al analista, se hace al lenguaje.

Puede leerse aquí un soñar que nace por efecto del análisis, donde lo real alcanza una primera localización que traumatiza y que toma valor significante por la dirección que vehiculiza su articulación al analista. Dicho de otra manera, la viñeta parece constatar el paso de una yuxtaposición de S1 a una serie, en la que una dirección al analista da lugar al soñar como tramitación inédita del goce.

El lugar de la fantasía mortificante, que trae al análisis al joven de la segunda viñeta, permite interrogar la presencia de un imaginario que debe ponerse en relación al estatuto de una satisfacción que no tiene por efecto la detumescencia, al presentarse desvinculada de la eyaculación como culminación del acto masturbatorio. Esto hace a un modo particular de la escena imaginada que obliga a pensar si es posible sostener aquí la noción de fantasía. En todo caso lo que es seguro es que, lo que aparece como temor compulsivo, no queda articulado a fantasma inconsciente ya que no es represión lo que ordena el sistema.

Es posible al respecto que el mandato superyoico que empuja a tocar pueda ponerse a la cuenta de un orden de palabra imperativa, que Lacan ubica en el seminario 1 como "estado nodal de la palabra"[6]. Esto haría posible la hipótesis de que alcanzar el lenguaje por la vía de un aprendizaje – es lo conseguido por el joven en la terapia neurocognitiva – torna posible un modo de la imagen que difiere del semblante[7] y que cuando busca articularse al goce solo despierta un modo imperativo del significante[8], que pone en riesgo la unidad imaginaria precariamente alcanzada. De allí la novedad sorprendente construida en un análisis que se desentiende del aprendizaje: la constatación de un nuevo arreglo que la, ahora sí, fantasía, alcanza el cuerpo para dar cauce a un goce inédito. O quizá: es ahora posible el cuerpo con estatuto de algo que se tiene, aquello que torna posible un modo de gozar que no irrumpe como mutilación y entonces una fantasía toma cuerpo y da vida al sujeto.

NOTAS

  1. Lacan J., "Conferencia de Ginebra" en "Intervenciones y textos 2", Ed Manantial, Buenos Aires, 2001, p. 135
  2. Alvarez Bayon P., "El autismo, entre lalengua y la letra", grama, Buenos Aires 2020, p.131-139
  3. Maleval, JC.," La Difference autistique", PUV, Paris 8, Saint Denis, 2021, p.213-231
  4. Freud, S., "Más allá del principio del placer", Obras Completas Tomo XVIII, Ed Amorrortu, Buenos Aires, 1995, p.15-17
  5. Lacan,J., Seminario 11, "Los cuatro conceptos fundamentales del Psicoanálisis", Ed Paidos, Buenos aires, 1995, p.69-70
  6. Barros M., "El sinthome desde una perspectiva freudiana", grama, Buenos Aires, 2023, p.49
  7. Lacan,J Seminario 1, Los escritos técnicos de Freud, Paidos, Buenos Aires, 1985, p.164
  8. JC Maleval lo pone a la cuenta de un lenguaje de signos y no del significante. (L´autiste et sa voix, 2009, p.180-191)
  9. En virtud de una entrada en el lenguaje por vía de asimilación de la voz del Otro que no permite la extracción del objeto voz. "Una voz lio se asimila; pero se incorpora, y esto es lo que puede darle una función al modelar nuestro vacío" (Lacan 1963, p.298- 299).