LA SEXUALIDAD Y SUS PUERTAS
_Lizbeth Ahumada Yanet

La escena que podemos observar en internet: un hombre joven con rostro definido muestra su embarazo, en un cuerpo de mujer. Lo acompaña su hermosa mujer, en un cuerpo de hombre. Es evidente la perturbación que la imagen introduce. Se trata de una pareja que hace gala de un logro que desafía la imagen que los representa. La mujer dice que fue posible el embarazo porque “funcioné como hombre” y acto seguido, hace gala de las interminables miradas incrédulas que recaen sobre ellos cuando pasean juntos por las calles de New York. Ella es Danna Sultana, mujer transgénero colombiana, que ha trabajado como modelo y actriz. Su pareja, el orgulloso padre embarazado, es un hombre transgénero de Puerto Rico. Llevan una bitácora mediática bastante detallada de su relación desde sus inicios (se conocieron por redes sociales) hasta el día de hoy que incluye la noticia de su embarazo[1].

Es claro que, aunque no pueda establecerse ninguna relación imaginaria, “verdaderamente eficaz y completa, si no es mediante la intervención de la dimensión simbólica”[2], la pareja en mención enseña la insuficiencia del semblante a la hora de pensar una función que incide en lo real: en este caso la procreación. Son cuerpos puestos en función, podríamos decir. Lo que ella afirma indica la función frente a la cual el semblante más bien estorba; ya que, a pesar de estar localizada en el órgano masculino, el semblante femenino se posa allí, en tanto máscara que niega y a la vez afirma lo que cubre. En este sentido, estos dos cuerpos de la pareja en cuestión, por más que su imagen produzca cierto “cortocircuito” en términos de forma acabada como lo dictamina la psicología de la Gestalt, y que llame a varias miradas para acomodar la retina con la imagen y lo que con ella se suele significar, se prestan a la lectura alineada por el universo del falo como un todo, correlativa al planteamiento freudiano de la libido masculina común a ambos sexos. Y es que tal como nos lo indica Lacan, “debemos reconocer que este semblante denunciado por la verdad pura es assez phalle (*)[3], bastante relacionado con lo que para nosotros comienza en virtud del coito, a saber, la selección de los genotipos, con la reproducción del fenotipo y todo lo que se sigue, lo bastante relacionado, concernido, pues, para merecer el antiguo nombre de falo”.[4]

El semblante no es la máscara de la verdad. Introduce la dimensión de la verdad en el discurso, lo que se encuentra bajo el semblante, y por lo tanto lo sostiene. Si entendemos que ocultar y sostener no es lo mismo, podemos dar el real alcance a lo que Lacan nos enseña respecto a la relación del semblante con la verdad. Distancia radical con aquellas prácticas que sospechan del semblante, que lo tratan como el enemigo que la oculta.

Ejemplos como el de Miquel Missé, sociólogo y activista trans, autor del libro “A la conquista del cuerpo equivocado”[5], dan cuenta de los intentos, cada vez más fuertes, para inscribir, por la vía de la razón de los hechos, modalidades de goce no contempladas en la organización fálica del cuerpo. En este sentido, hace un vehemente llamado a la legitimación de los derechos adquiridos a partir del trabajo laborioso de tal conquista; sin contemplar que la grieta que se abre en el modo propiamente funcional del cuerpo deja ver lo que Lacan planteó: “En tanto tales, [hombre y mujer] son hechos de discurso”[6].

Hace décadas se vienen desarrollando ciertos modos de organizar las categorías que ordenan la interacción social y son de dominio público. Es lo que podemos concebir como denominaciones en dégradée:aquellas presentaciones de trastornos de todo tipo que traducen un escalonamiento que va de mayor a menor intensidad, o que en su amplitud intentan acoger todo tipo de manifestación dentro del conjunto. Esta pretendida continuidad imaginaria, que incluye diversas y coloridas tonalidades, en realidad vela el corte, la discontinuidad, lugar donde anida lo real, donde anida aquello imposible de organizar o clasificar. Así, cuando se trata de la clasificación de la identidad sexual en términos de hombre y mujer, innumerables fenómenos dan cuenta del esfuerzo de inscripción en el cuerpo para verificar que éste no se reduce al terreno del ordenamiento genital: aggiornamientos de todo tipo. A la manera del trampantojo: Lo que parece ser no es.

Ahora bien, esto produce una paradoja cuando se trata de la identificación como salida posible a la pregunta por el ser, en tanto que la gradación vela el lugar desde el cual resuena con más fuerza la cuestión. La pregunta por la identificación cobra acá toda su importancia. Tal vez se debe pensar que es en la indeterminación misma donde se juega la partida. Desde allí se hace la pregunta y al mismo tiempo es el lugar desde el cual se responde al agujero de la falta de identidad; pero, es una respuesta que queda abierta, bajo el registro de origen de la pregunta misma.

Con ello se toma distancia del conocido ejemplo de Lacan en su texto La instancia de la letra en el inconsciente o la razón de Freud relativo a la primacía del significante en la producción del significado: dos puertas cuya alternancia significante, por oposición, define cada una: Caballeros-Damas[7].

Y en efecto, de puertas se trata. Aunque éstas se pretendan giratorias. Para Lacan la puerta es el símbolo por excelencia, “aquel en el cual siempre se reconocerá el paso del hombre a alguna parte, por la cruz que ella traza, entrecruzando el acceso y el cierre.”[8] Y, si una puerta se perfora, se pregunta Lacan, ¿dónde está el interior y dónde el exterior? Así, nos dice, hay que advertir el hecho de que una puerta tiene que estar abierta y después cerrada, y es esta oscilación que resulta del movimiento, lo que llama escansión. La escansión es la base “sobre la cual van a poder inscribir, indefinidamente, la acción ordenada por una serie de montajes”[9]. En efecto, el hecho de que una puerta diga Hombres o diga Mujeres, nos da la idea de que el significante funciona como un picaporte que abre y cierra, como una llave para entrar o para salir; a pesar de que solemos pasar a través de las puertas, sin siquiera darnos cuenta como bien lo dice Lacan[10]. La escansión pues, en medio de dos puertas.

La cuestión estuvo en juego en las múltiples manifestaciones llevadas a cabo en agosto de 2016 en Colombia, como respuesta a la aparición del nuevo Manual de convivencia escolar, propuesto por el Ministerio de la Educación, que planteaba, entre otras, la supresión de la clasificación de las puertas de los baños escolares. Baños sin etiqueta, sin distingo de uso, bajo la premisa de una verdadera inclusión de género. Ya la excepción equivalía a la aspiración universal intentando no dejar nada por fuera o al menos no trazar ninguna línea de índole segregativa. Dar consistencia a la escansión planteada tempranamente por Lacan, por la vía de su anulación, la ilusión de una sola puerta.

Las movilizaciones congregaron a personas que rechazaban la ideología de género que, según ellos, sustentaba el Manual, como también rechazaban a la Ministra de Educación de ese entonces, Gina Parody, quien había declarado abiertamente su homosexualidad. La campaña de desprestigio desde los sectores más conservadores logró que dimitiera de su cargo, a pesar de todos los esfuerzos que ella y su equipo de trabajo hicieran para informar que se trataba de un Manual de preguntas orientadoras que, por orden de la Corte Constitucional de Colombia debía entregarse a los Colegios. La orden de ese tribunal respondía a la necesidad de evitar que se repitieran casos como el de Sergio Urrego, el joven de dieciséis años que se había suicidado en el 2014 como consecuencia del acoso del que fue víctima en su colegio, en virtud de su orientación sexual[11]. El documento consta de 34 preguntas que les permite a las directivas de los colegios establecer si los manuales escolares promueven o admiten conductas discriminatorias por razones de género, credo, condición social, raza o identidad sexual, entre otros. Y así como se indaga si los manuales son “coherentes con la Constitución y respetan y promueven el derecho al libre desarrollo de la personalidad”, también pregunta si “restringen demostraciones de afecto entre heterosexuales o entre parejas del mismo sexo” y si “permiten que estudiantes usen el uniforme que les hace sentirse a gusto con su identidad de género”. [12]

De otra parte, el principal blanco de las críticas pasó a ser la Cartilla Ambientes Escolares Libres de Discriminación, que había empezado a circular en las redes sociales. El documento de 97 páginas, producto de un convenio entre el Ministerio de Educación Nacional, el Fondo de Población de Naciones Unidas y la Unicef, surgió con el propósito de “brindar elementos para fomentar los procesos de sensibilización, reflexión y transformación de los imaginarios existentes, con respecto a los roles de género” en ambientes escolares. En dos de sus apartados propone, por ejemplo, “deconstruir la idea de que solo existen dos sexos y abrir la posibilidad de entenderlos más allá de aquello que históricamente se nos ha enseñado” y que “se empieza a entender que no se nace siendo hombre o mujer, sino que se aprende a serlo, de acuerdo con la sociedad y la época con la que se crezca”.[13]

Ahora bien, aun cuando la propuesta no se aplicó y el debate quedó abierto hasta el día de hoy, el tema no deja de resonar como aquello que responde al empuje desafiante del borramiento de la división del sujeto en la relación con su goce. Así como Lacan nos indica que “conviene preguntar si la mediación fálica drena todo lo que puede manifestarse de pulsional en la mujer[…]”[14], nosotros podemos preguntarnos: ¿las marcas de los intentos por inscribir los modos diversos del goce fuera del imperio del falo, no son la manifestación del deseo de dormir el sueño de la indeterminación como representación de la libertad, con la imagen de una puerta que no se cierra? Es conveniente recordar lo que Lacan advierte respecto de la importancia de que la puerta también se cierre, como condición para que se vuelva a abrir. El gozne es necesario como también el hecho de que “no hay en el lenguaje más Bedeutung que el falo” [15]. En este sentido podemos decir que tal vez hay buenas puertas y que su atravesamiento no deja incólume al sujeto. Eso sí, entendiendo que el sujeto es el carpintero que puede hacerla a su medida.

NOTAS

  1. https://www.eltiempo.com/danna-sultana
  2. LACAN, J. Los Escritos Técnicos de Freud. SEMINARIO 1. Ed. Paidós, Buenos Aires, 1988. Pág. 215.
  3. (*) [N. de T.] Juego de palabras donde se lee “bastante falo” (assez phallus) y “acéfalo” (acéphale)
  4. LACAN, J. SEMINARIO 18. De un discurso que no fuera del semblante. Ed. Paidós, Buenos Aires, 209. Ibid. Pág. 137.
  5. Missé, M. A LA CONQUISTA DEL CUERPO EQUIVOCADO. Editorial Egales. España, 2018. Se puede ver la presentación en la Biblioteca del Campo Freudiano de Barcelona el 28 de octubre de 2019. En: https://www.youtube.com/watch?v=9DGJN_eJKv0
  6. LACAN, J. SEMINARIO 18.Ibid. Pág.135
  7. LACAN, J. La Instancia de la letra en el inconsciente o la razón después de Freud. ESCRITOS 1. Siglo veintiuno editores, Argentina, 1988. Pág. 479
  8. LACAN, J. SEMINARIO 2. EL yo en la teoría de Freud y en la técnica psicoanalítica. Ed. Paidós, Argentina, 1988. Pág.446
  9. Ibid.
  10. Ibid.
  11. https://colombiadiversa.org/casos/sergio-urrego/
  12. https://colombiadiversa.org/noticias/formulario-preguntas-orientadoras-modificacion-manuales-convivencia-escolares/
  13. https://www.eltiempo.com/vida/educacion/cartillas-sobre-diversidad-sexual-en-colegios-genera-debate-en-colombia-39931
  14. LACAN, J. Ideas directivas para un congreso sobre la sexualidad femenina. En: Escritos 2. Siglo veintiuno editores, Argentina, Argentina, 1987. Pág. 709
  15. LACAN, J. SEMINARIO 18. Ibid. Pág. 138