EDITORIAL
_Susana Goldber

Queridos lectores:

Contamos en este número con los preciosos aportes de autores que recogieron el guante de la invitación a servirse de Rayuela como un lienzo que hace lugar a los trazos de saberes e interrogantes que nos plantea la experiencia analítica.

Asistimos a una época en la que la cuestión del género está a la orden del día con su correlato: las pasiones identitarias. La pluralización de las diferencias de género que intentan fallidamente atrapar lo singular del goce caen, fatalmente, en la colectivización.

El goce como acontecimiento de cuerpo no tiene relación directa con los semblantes del género y no produce identidad alguna. Podremos seguir Hélène Bonnaud en su recorrido en torno al género, donde afirma “eso no existe”.

La singularidad de goce de cada quien, tributaria de una insondable decisión del ser, no encaja en el menú que proponen los discursos de género establecidos y sus renovadas versiones posibles. El goce no calza bien en la horma de los géneros. Hay un malentendido esencial entre la diferencia de género y la diferencia atinente al Uno del goce. No dialogan. La apuesta se juega, en el mejor de los casos, en el terreno de la invención, que es singular, nunca para todos.

En la medida en que el Sujeto, S/ es un vacío de identidad en relación al goce, se hacen necesarias las identificaciones que se sostienen en rasgos significantes tomados del Otro. Así los sistemas de género no hacen sino inscribirse en el campo de las identificaciones y no en el de una elección de goce.

A los sistemas de goce etiquetados en colectivos les urge ser reconocidos por la ley. Claman por sus derechos. Flagrante paradoja que ubica Françoise Ansermet: “se pasa del derecho a ser diferente al fuera de la norma Para Todos, una inversión de la unicidad en una tendencia a la universalización”[1].

Me resultó sumamente interesante notar como consuenan y dialogan los escritos de Irene Greiser, Lisbeth Ahumada y Paula Husni que abordan las cuestiones de género y sexuación. En cada escrito podrán reconocer el gesto epistémico particular en la interpelación del psicoanálisis al discurso jurídico.

Así como el escrito de Vilma Coccoz, nos invita a recorrer exhaustivamente la función del falo en un binario que contrapone la mistificación versus la lógica.

Una vez más, queridos lectores, los invito recorrer este número que con tanto entusiasmo ha confeccionado el equipo de Rayuela en consonancia con la propuesta del Instituto del Niño de abordar la cuestión de la Sexuación en los Niños.

Ahora… ¡¡a disfrutar de la lectura!!

Directora Editorial

NOTAS

  1. Entrevista a Françoise Ansermet por Edith Tendlarz. Aperiódico Psicoanalítico. Género y Trans. Número 31. Año 2018