NIÑOS Y JÓVENES EN TIEMPOS VIOLENTOS
_Fernando Gómez Smith

El tema al poner el énfasis en la cualidad violenta de los tiempos actuales nos introduce de lleno en una problemática que gira alrededor de la declinación del padre.

Jacques Alain Miller en su intervención en el Congreso de la AMP de 2004, en Comandatuba, se pregunta por lo que viene a lugar, por lo que funciona como suplencia de la declinación del padre anunciada por Lacan a finales de los años setenta.

¿Cuál es la consecuencia de dicha declinación en el seno de la sociedad contemporánea?

Jacques-Alain Miller ha mostrado, en dicha alocución, que lo que tiende a reemplazar al significante amo que civiliza, que prohíbe, que regula siguiendo una ley, es la exigencia del plus-de-goce. La consecuencia de esto es el reino del goce, que no favorece el compromiso con lo simbólico, no favorece el compromiso respecto al Otro, sino más bien el ejercicio del goce pulsional del Uno. En la modernidad habría un impulso, una habilitación para que cada sujeto se las arregle con su goce como pueda.

Complementariamente, Jacques-Alain Miller en el Congreso de la AMP de 2012 en Buenos Aires El orden simbólico en el siglo XXI. No es más lo que era. ¿Qué consecuencias para la dirección de la cura?, plantea que la declinación del Nombre del Padre está acompañada por el discurso capitalista y el discurso de la ciencia, que traen como consecuencia una modificación radical de la experiencia tradicional de la vida.

Esta nueva versión del capitalismo, la que le es propia al siglo XXI, exige un cambio incesante no sólo a nivel tecnológico o productivo, sino también en las relaciones sociales, familiares, entre los padres y los hijos, entre el hombre y la mujer. Hay una transformación de todas las estructuras sociales por efecto de los avances tecnológicos, del liberalismo económico y del consumo, como nos lo plantea Marcelo Barros en Maternidad como resto de la experiencia tradicional de la vida.

"Es una época del Nada es imposible, Lo quieres, lo tienes y Simplemente hazlo (slogans publicitarios conocidos). Si la época de Freud es la de lo prohibido, esta es la de lo obligatorio, del imperativo de goce, hay que disfrutar de todo lo que es posible disfrutar". Es el reino del goce, donde la primacía del vale todo muestra lo más descarnado de la pulsión de muerte.

La globalización, el desarrollo científico y tecnológico, la evolución de las comunicaciones y los mercados producen cambios culturales con consecuencias profundas sobre la modalidad de goce del sujeto. Las características de los vínculos se rigen por la precariedad, inestabilidad y vulnerabilidad. La violencia tiñe la relación imaginaria con el otro, la pacificación simbólica no opera y en ese escenario de labilidad vincular vemos con asombro el surgimiento de nuevos modos de maltrato y violencia insensata.

A partir de esta lógica planteada por Jacques-Alain Miller se puede entender que el niño de hoy nace en un mundo que ya no está estructurado por el amor al padre, ya no cumple su función de regulador del goce, "esta particularidad fragiliza su construcción sobre todo porque el niño contemporáneo está confrontado a formas de goces adictivos de las que testimonia la clínica, el niño está confrontado sin mediación a lo que no cesa de repetirse tanto en la vertiente del "demasiado lleno", cual "demasiado vacío"; como en las adicciones que conciernen a todos los circuitos pulsionales, el oral: anorexia-bulimia, el abuso de sustancias; el anal: retención-expulsión-agresividad; lo escópico: juego de videos y pantallas múltiples; lo vocal: el objeto voz con las intolerancias a los mandamientos en general. Agreguemos la clínica ligada a la imposibilidad de habitar un cuerpo y de fijarlo en una imagen, todo esto que queda reagrupado en el comodín del ADDH"[1].

Cuando surge la violencia debemos preguntarnos de entrada, ¿es violencia del sujeto o del Otro? ¿Es un hecho del sujeto o un hecho de su partenaire, de su familia, de la institución, en definitiva, de las condiciones del Otro en el cual el sujeto habita? Como sabemos desde Freud la violencia es estructural, propia al sujeto, se trata de una manifestación de la pulsión de muerte, presente desde el origen de la vida, pero debemos tener en cuenta que la violencia también puede provenir del Otro.

En los últimos años hemos visto surgir diversas formas de abuso que revelan al niño en su dimensión de objeto. Por un lado, aparece el niño como mercancía y objeto de sacrificio, como asiento de la realización de todas las formas horribles del goce comercializadas en redes de tráfico internacional. Por otro, se puede añadir la serie de la denominada violencia doméstica, desde los abusos sexuales y maltratos físicos en el seno de las propias familias, a otra serie de hechos tales como abusos de autoridad, maltrato psicológico y toda la gama de negligencias que afectan la seguridad de los niños a diferentes niveles.

Por otro lado, como lo plantea Éric Laurent, la violencia está acompañada de la tecnología de la violencia: "Se ha construido una sociedad de vigilancia generalizada; entonces, se genera más violencia, para superar esas defensas"[2].

Es una cuestión de tecnología. Nos rodea un mundo tecnológico donde la violencia se vuelve más eficaz en su carácter destructivo. Es una eficacia negativa, es pulsión de muerte. Los objetos tecnológicos pueden desencadenar violencia, una que tiene una dimensión privada si la comparamos con la violencia de masas propias del siglo pasado.

También tiene una dimensión desregulada, propia de la declinación del padre, ahora los jóvenes cuando se enganchan a las drogas lo hacen a drogas duras. No es para engancharse a otra realidad, se pierden, es una huida a la medida de la presión a la que están sometidos. La presión de la racionalidad produce síntomas nuevos, la violencia de la juventud que está separada de su inclusión posible, que está en los márgenes de nuestra sociedad.

No menos espectacular que las formas de violencia ejercidas sobre los menores es la producida por ellos mismos, al punto de llegar a convertirse en perseguidores de padres, educadores y semejantes. La violencia dirigida por el sujeto hacia los otros no se distingue muchas veces de la violencia dirigida contra sí mismo. Hay que recordar que desde un punto de vista metapsicológico la violencia es estructural, inherente al sujeto, se trata de una manifestación de la pulsión de muerte, presente desde el origen de la vida.

BIBLIOGRAFÍA

NOTAS

  1. Laurent, Eric. Los niños de hoy y la parentalidad contemporánea. Conferencia en la Facultad de Psicoalogía UBA. Buenos Aires, 18 de mayo de 2018. https://psicoanalisislacaniano.com/los-ninos-de-hoy-y-la-parentalidad-contemporanea/
  2. Laurent, Eric. Entrevista publicada en La nación el 9 de julio de 2008 con el título: Hemos transformado el cuerpo humano en un nuevo dios. https://www.lanacion.com.ar/1028654-hemos-transformado-el-cuerpo-humano-en-un-nuevo-dios