LOS MIEDOS DE LOS NIÑOS *
_Judith Miller

Presentación
Luego de su primera Jornada, el 19 de marzo de 2011, las perspectivas abiertas a partir de la creación del Instituto Psicoanalítico del Niño se multiplicaron y concretaron. Este primer volumen de su colección lo atestigua.

Un paso
¿De qué se trata? De proteger a los niños de las buenas intenciones y varias prevenciones de las cuales son objeto en la actualidad. En efecto, estas están al servicio del amo, y por consiguiente, son perfectamente conformistas. Por otra parte, ciegas frente a lo hecho a medida, tan sujetas a "La" norma como están, unas y otras se convierten por cierto en medidas "sociales" de las cuales muchos ciudadanos se espantan.

Al mismo tiempo, y a las pruebas me remito, se trata de afirmar el remanso y el momento oportuno que constituye el discurso analítico para aquellos niños que se confrontan a un real que los obstaculiza con dificultades aparentemente insuperables.

Como sus mayores, y sin duda más que ellos, muchos de estos niños no sabrían encontrar una salida frente a los embrollos de lo real sin dirigirse a quien se formó para responder y escuchar uno por uno a quienes se encuentran en el impasse. Los niños hoy se ven condenados a una de estas alternativas: resistir o ceder. De lo cual resulta la angustia asegurada para algunos, o las sujeciones de otros a nombres de "trastornos", cuyo enumeración, si no tuvieran resultados estragantes, darían risa.

Muchos padres reclaman estas "buenas intenciones". En un primer momento, tranquilizan, pero, a su término, se descubre a qué calvario llevan a padres e hijos. Solo habrá un trastorno auténtico para cada quien en tanto pueda continuar experimentándolo, escapando a un condicionamiento programado capaz de ocultar repeticiones, desplazamientos y singularidad.

En efecto, estas buenas intenciones hacen oídos sordos a las pruebas que inevitablemente atraviesa cada niño. Prevén sin vergüenza su destino en nombre del "desarrollo normal": por todos los medios, niños y jóvenes se verán reducidos cueste lo que cueste, y del modo más económico posible, a los decretos del experto, o serán pasados por la picadora de las medidas preventivas. La sospecha se generaliza bajo la lupa de los tests, cuya crueldad sorprende (veáse, por ejemplo, el test denominado Dominique interactif).

Un nombre
Esta colección, siempre en homenaje al descubrimiento freudiano, retoma el nombre de la revista del CEREDA[1], al que el Instituto del Niño reúne finalmente con la RI3[2] y el CIEN[3]. Esta asegurará su unión y no dejará de velar por su expansión. Quienes trabajan en las instituciones que albergan sujetos en extrema necesidad, y en aquellas que los niños frecuentan ordinaria o excepcionalmente- escuelas, guarderías, consultorios médicos, centros recreativos, instancias judiciales- aguardan las enseñanzas extraídas de la práctica analítica. ¿Cuántos bajan los brazos ante los atolladeros indigeribles de sus buenas voluntades? ¿Cuántos sufren en vano? ¿Cuántos ya han osado permitirse salir de las vías protocolares y pre programadas, y pudieron así descubrir las alegrías de la invención que la medida requiere y suscita? ¿Cómo no recordar que Freud ya advertía acerca de los peligros del empeño por suprimir los síntomas? "Sus fobias son acalladas a gritos en la crianza […] Luego ceden, en el curso de meses o de años, se curan en apariencia. En cuanto a las alteraciones psíquicas que su curación comporte, a las alteraciones de carácter enlazadas con ella, nadie posee una intelección."[4] No somos candidatos ni candidatas a la estupidez ni a la maldad engendradas por los procedimientos que pretenden suprimir los síntomas molestos para el trajín cotidiano y la paz familiar e institucional. Debemos preocuparnos por el sufrimiento que manifiestan y por el real que enfrentan. Rechazamos las vías obsoletas, llenas de cuantificaciones pseudocientíficas con las que se emperifollan. Las sabemos estúpidas, nocivas y retrógradas.

Todo resta por inventar en nuestra época de mutación, cuyas repercusiones permanecen imprevisibles y pueden conducir al peor de los infiernos, sembrado de las mejores intenciones, es decir, a una segregación reforzada en nombre del "todos iguales". Nosotros optamos por la excepción.

La invención, la resistencia sin nostalgia y la poesía provienen del discurso del analista que esclarece los otros tres discursos, mas antiguos, formalizados por Jacques Lacan.

Empujoncitos
Apuntar a la singularidad absoluta y no a la promoción de recetas universales, no es apuntar al individuo socio-biológico- genético; es delimitar el real del cual cada ser hablante es la respuesta, en su contingencia, y una elección insondable para sí mismo. En el último número de la revista La petite Girafe, Michel Serres me ha autorizado gentilmente a publicar un texto que va directo a mi corazón de abuela.

Dice qué cambio radicales en menos de un siglo crean "en nuestra época y en nuestros grupos, una grieta tan amplia que pocas miradas han dimensionado su verdadero tamaño.[5] A la grieta que habitamos, la compara con la del pasaje al neolítico, con la de los albores de la ciencia griega, así como con la del comienzo de la era cristiana, la del final de la Edad Media y del Renacimiento. No sabemos cómo esta generación "Pulgarcita" aprenderá, se distraerá, trabajará o socializará, pero sabemos que estará compuesta por seres hablantes como nosotros, lo cual la preserva del peligro de robotización que le prometen siniestras alucinaciones.

Esta colección, quisiera darle unos empujoncitos a cada Pulgarcita y a los suyos, que les permitan orientase en este tiempo crítico y encontrar en él referencias. El discurso analítico se lo propone fuertemente. El lugar que ocupa un analista, por su formación, le permite abordar de otro modo que el de los padres y abuelos las preguntas a las cuales responde un niño con sus rechazos, sus aquiescencias, sus identificaciones, sus éxitos y sus ficciones. Tan concernido como esté, un analista, desde este lugar, está en condiciones de permitir al niño explorar las coordenadas del sujeto de pleno derecho que es él. Los dos principios del CEREDA persisten en el Instituto Psicoanalítico del Niño: el psicoanálisis es uno, y el niño es un sujeto de pleno derecho.

Perlitas
Esto principios están operando en las perlitas de las que rebosa la enseñanza de Lacan en lo que respecta a los niños. La colección asume el compromiso de recolectarlas, a lo largo de estos volúmenes, en la parte titulada "Los niños de Lacan".

No haré sino citar aquí, para corroborar la aplicación de estos principios, la dilucidación propuesta por Lacan en Hablo a las paredes,[6] sobre la obtusión de algunos respecto a las matemáticas.

Ésta les permitiría, si no captar la diferencia de cuatro causalidades aristotélicas, al menos identificar aquella que incumbe a la ciencia. ¿Qué mejor invitación para transmitir lo que aprendemos de los niños?

Apostamos así a tejer en esta colección algunos hilos de Ariadna para aquellos que, profesional y personalmente, están interesados en los niños y, por lo tanto, en lo que depara el mañana, que se decide aquí y ahora.

* Extraído de Miller, J-A y otros. "Los miedos de los niños", ICdeBA Paidós, Bs. As., 2017.

NOTAS

  1. Centro de Estudio e Investigación sobre el Niño en el Discurso Analítico.
  2. Red Internacional de Instituciones Infantiles.
  3. Centro Interdisciplinario de Estudios sobre el Niño.
  4. Freud, S., "Análisis de la fobia de un niño de cinco años" en Obras completas, Buenos Aires, Amorrortu, 1980, t. X P. 114.
  5. Serres, M., "Petit Poucette", en La petite Girafe, n° 33, junio de 2011, publicación del Instituto del Campo Freudiano.
  6. Lacan, J., Hablo a las paredes, Buenos Aires, Paidós, 2012.